ⓒ Ben Dilley
El problema
El transbordo —la práctica de transferir la captura de un buque a otro en el mar— es una práctica habitual en la pesca comercial mundial. Sin embargo, cuando se realiza de forma oculta y sin una supervisión eficaz, puede convertirse en una puerta de entrada para la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Estas actividades suelen ocurrir en alta mar, donde la vigilancia es difícil y persisten lagunas regulatorias. Estas lagunas pueden aprovecharse para blanquear la pesca ilegal y facilitar delitos marítimos más amplios, como el contrabando y la trata de personas.
Panamá, actor clave en la pesca mundial, con la flota de transporte marítimo más grande del mundo, se ha enfrentado a una creciente presión internacional para mejorar su monitoreo y cumplimiento. En 2019, la Unión Europea emitió al país una «tarjeta amarilla«, alegando un control insuficiente sobre las embarcaciones de su pabellón y la deficiente implementación de las medidas de conservación y gestión. La trazabilidad inadecuada y la aplicación deficiente del Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto perjudicaron aún más la posición de Panamá y su acceso a los mercados internacionales de productos del mar.
Nuestro trabajo
Para afrontar estos desafíos y reconstruir la confianza, Panamá ha implementado reformas profundas en la gobernanza pesquera, basadas en la transparencia y la cooperación internacional. El último hito en esta transformación es la adopción de la Guía para la autorización de transbordos, una política desarrollada por la Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP), en colaboración con Global Fishing Watch y la Red Internacional de Monitoreo, Control y Vigilancia, con contribuciones de WildAid.
La guía describe un proceso estandarizado, paso a paso, para autorizar y monitorear los transbordos. Integra datos del sistema de monitoreo de embarcaciones (VMS) de Panamá con datos del sistema de identificación automática (AIS), disponibles públicamente a través de la plataforma Global Fishing Watch. Estos nuevos procedimientos mejoran la visibilidad de la actividad de transbordo y refuerzan el cumplimiento normativo en el mar.
La política es el resultado de más de dos años de estrecha colaboración, durante los cuales Global Fishing Watch trabajó con funcionarios panameños para comprender las realidades operativas, desarrollar capacidades e identificar oportunidades prácticas para fortalecer la supervisión. Complementa otras reformas, como la decisión de Panamá de 2019 de publicar datos de seguimiento de la flota internacional, una nueva ley de pesca de 2021 y regulaciones actualizadas de 2023 que abordan específicamente el transbordo.
Con la guía ya en vigor, Panamá refuerza su compromiso de combatir la pesca ilegal, proteger los ecosistemas marinos y apoyar medios de vida sostenibles. Al mejorar los controles de transbordo y adoptar tecnologías avanzadas de monitoreo, Panamá da un sólido ejemplo de gestión pesquera responsable. La guía marca un paso concreto hacia una mayor transparencia y rendición de cuentas en el agua.