Datos por satélite muestran que la pesca afecta una superficie cuatro veces mayor que la agricultura
Washington DC, 22 de febrero – Un estudio publicado hoy en la revista Science arroja luz sobre el alcance de la pesca mundial – proporcionando información de hora en hora sobre el movimiento y la actividad de buques concretos – y abre una puerta sin precedentes a la mejora de la gestión del océano. El estudio muestra que, si bien la huella de la pesca se extiende por más de la mitad del océano mundial, la actividad está claramente delimitada por distintos regímenes de gestión, lo cual da fe del papel que puede tener el adecuado cumplimiento de las políticas pesqueras de cara a frenar la sobreexplotación.
Utilizando transmisiones vía satélite, técnicas de aprendizaje automático y tecnología convencional de rastreo y seguimiento de buques, un equipo de investigadores de Global Fishing Watch, el proyecto Pristine Seas de National Geographic Society, la Universidad de California en Santa Bárbara, la Universidad Dalhousie, SkyTruth, Google, y la Universidad de Stanford ha revelado que la pesca comercial cubre más del 55% de la superficie del océano, una superficie más de cuatro veces mayor que la ocupada por la agricultura. La nueva serie de datos sobre pesca presenta una resolución cientos de veces mayor que estudios mundiales anteriores y captura la actividad de más de 70.000 buques, entre los que se incluye el 75% de los buques pesqueros industriales de más de 36 metros de eslora.
Los autores del estudio ponen su conjunto de datos a libre disposición del público, permitiendo que todo el mundo descargue, vea y analice la huella mundial de la pesca. “Mediante la publicación de los datos y del análisis pretendemos incrementar la transparencia en la industria pesquera comercial y mejorar las oportunidades de llevar a cabo una gestión sostenible de los recursos”, afirma el autor principal, David Kroodsma, Director de investigación y desarrollo en Global Fishing Watch.
Entre las principales conclusiones del estudio figuran las siguientes:
- El conjunto de datos proporciona un nivel de detalle mucho mayor que el hasta ahora posible sobre la actividad pesquera en alta mar (zonas más allá de las jurisdicciones nacionales). Mientras que la mayoría de naciones parece pescar predominantemente dentro de sus zonas económicas exclusivas (ZEE), China, España, Taipei chino, Japón y Corea del Sur representan el 85% de la actividad pesquera observada en alta mar.
- Es probable que la superficie total explotada del océano supere el 55% estimado, dado que los datos no incluyen ciertos esfuerzos pesqueros en regiones con poca cobertura de los satélites o en ZEE con un bajo porcentaje de buques dotados de sistema de identificación automática (AIS).
- En 2016 se observaron más de 37 millones de horas de pesca y los buques pesqueros recorrieron más de 460 millones de kilómetros, 600 veces el viaje de ida y vuelta a la luna.
“Esta serie de datos proporciona una resolución tan elevada de la actividad pesquera que podemos incluso ver patrones culturales, como por ejemplo cuándo los pescadores de cada región se toman tiempo libre”, afirma el coautor Juan Mayorga, del proyecto Pristine Seas de National Geographic Society y de la Universidad de California en Santa Bárbara. “Este nivel de detalle ofrece a los gobiernos, los organismos de gestión y los investigadores la perspectiva que necesitan para tomar decisiones transparentes y con buen conocimiento de causa con el fin de regular las actividades pesqueras y alcanzar los objetivos de conservación y sostenibilidad”.
El estudio muestra que el momento y el lugar en el que se pesca tienen más que ver con cuestiones políticas y culturales que con los ciclos naturales, como la variación climática y los flujos migratorios de los peces. “El presente estudio muestra la pesca como un proceso industrial en el que los buques operan más bien como fábricas flotantes que tienen que funcionar de forma ininterrumpida para ganar dinero”, indica el coautor Boris Worm, de la Universidad Dalhousie. “Sin embargo, visto desde el lado positivo, la serie de datos también muestra claramente dónde hay limitaciones de gestión en vigor y dónde éstas están contribuyendo con éxito a frenar el esfuerzo pesquero”.
Kroodsma y su equipo se sirvieron de tecnologías de aprendizaje automático para analizar 22.000 millones de mensajes comunicados públicamente desde las posiciones de los buques a través del sistema de identificación automática (AIS) durante el periodo de 2012 a 2016. Partiendo exclusivamente de los patrones de movimiento de los buques, el algoritmo de Global Fishing Watch pudo identificar más de 70.000 buques pesqueros comerciales, sus tamaños y fuerzas motrices, el tipo de pesca practicada y el lugar y el momento en el que pescaban, con un margen de precisión de una hora y un kilómetro. Esta nueva visión mundial de la pesca se sirve de las ventajas de la tecnología de los satélites y el procesamiento de grandes archivos de datos. “Hace tan sólo unos pocos años no contábamos con la capacidad de computación, con suficientes satélites en órbita ni con las técnicas para llevar a cabo un aprendizaje automático en relación con conjuntos de datos de tan enorme tamaño. En la actualidad tenemos las tres cosas, lo cual conduce a avances espectaculares en nuestra capacidad de monitorizar y entender la interacción humana con nuestro entorno natural”, explica Brian Sullivan, coautor que trabaja para Google Earth Outreach».
«Creo que la mayoría se sorprenderá de que hasta la fecha, en vastas áreas del océano, no supiéramos realmente dónde estaba pescando la gente”, añade el coautor y economista Chris Costello, de la Escuela Bren de Ciencias y Gestión Ambiental de la Universidad de California en Santa Bárbara. “Esta nueva serie de datos en tiempo real será fundamental a la hora de diseñar una gestión mejorada de los océanos del mundo que favorezca tanto a las poblaciones de peces como a los ecosistemas y a los pescadores».
“Nuestro estudio ha revelado ahora de forma clara hasta qué punto las pesquerías humanas resultan invasivas en alta mar, donde los atunes, los tiburones y los peces picudos se hallan sometidos a una gran presión pesquera”, afirma Barbara Block, coautora y profesora de ciencias marinas en la Universidad Stanford de California. “Nuestros datos son fundamentales para mejorar la regulación y velar por el correcto cumplimiento de la normativa con el fin de garantizar que las poblaciones pelágicas tengan un futuro”.
El estudio, “Tracking the global footprint of fisheries” (Rastrear la huella mundial de la pesca) aparece en el volumen 361 nº 6378 de la revista Science. Las series de datos, que incluyen información de actividad pesquera organizada en cuadrículas, listas de clasificación e identidad de los buques, y encuentros entre buques pesqueros y buques frigoríficos, desde 2012 hasta hace tres días, pueden descargarse para usos no comerciales a través del Research Accelerator Program de la organización Global Fishing Watch. Más información.
Para solicitudes de los medios de comunicación, imágenes y visualizaciones de datos, visite nuestro media center o póngase en contacto con Samantha Emmert([email protected] +1.917.543.1593)
Si desea solicitar una entrevista, póngase en contacto con: David Kroodsma ([email protected] +1.415.656.7540), Juan Mayorga (español, [email protected],+1.816.877.2410), Kristina Boerder (alemán, [email protected],+1.902.329.3003), Barbara Block ([email protected],+1.831.655.6236), Brian Sullivan ([email protected], +1.415.997.8559), John Amos ([email protected],+1.304.260.8886) o Christopher Costello (c[email protected], +1.805.893-5802).
Si desea recibir comentarios de expertos que no han participado en el presente estudio, póngase en contacto con: Daniel Pauly ([email protected]), Doug McCauley ([email protected]), o Callum Roberts ([email protected]).