Una nueva investigación une diversas fuentes de datos para avanzar en la comprensión de la creciente huella de las flotas mundiales de calamar
Los científicos y los responsables políticos han expresado su creciente preocupación por la disminución de las poblaciones mundiales de calamar, pero hasta la fecha se ha hecho poco para centrarse en las actividades de pesca de calamar que se están expandiendo a espacios no regulados, según un nuevo estudio internacional.
El estudio, cuya autora principal es Katherine Seto, profesora asistente de estudios ambientales en la Universidad de California en Santa Cruz, fue publicado en Science Advances el 10 de marzo. El estudio explora la naturaleza no reglamentada de la pesca mundial de calamar en tres océanos durante un período de tres años, y la manera en que estas pesquerías siguen creciendo y desplazándose fuera de la jurisdicción de los organismos internacionales que las gestionan. La investigación se llevó a cabo mediante una asociación de investigación entre Global Fishing Watch, el Centro Nacional Australiano de Seguridad y Recursos Oceánicos de la Universidad de Wollongong y la Agencia Japonesa de Investigación y Educación Pesquera.
Utilizando imágenes satelitales, rastreo de embarcaciones y monitoreo de datos, el estudio descubrió que la actividad realizada por esta pesquería globalizada, cuya flota utiliza trampas de luz de manera extensiva, opera entre 149.000 y 251.000 días al año entre todos los buques, y que ese esfuerzo aumentó un 68% durante el período de estudio, de 2017 a 2020.
«Estas pesquerías de calamar son muy móviles y pescan en varios océanos en un año determinado», dijo Seto. «Si bien existen algunas medidas de conservación y gestión para regular este tipo de pesca, nuestra investigación encontró que los actores pueden aprovechar estas regulaciones fragmentadas para maximizar la extracción de recursos. Para enfrentar esta problemática, debemos abordar los factores que promueven el crecimiento y la expansión de los esfuerzos pesqueros y aumentar el intercambio de datos y la comunicación entre las entidades que gestionan estos recursos».
El estudio reveló que estos barcos de pesca de calamar operan en gran medida (el 86%) en áreas no reguladas, lo que equivale a un total de 4,4 millones de horas de pesca entre 2017 y 2020. Si bien la pesca no reglamentada no es necesariamente ilegal, presenta desafíos para la sostenibilidad y equidad de los recursos, y se ha relacionado con prácticas laborales y de derechos humanos cuestionables.
«Al sintetizar datos de múltiples fuentes, creamos una imagen sólida de la actividad pesquera de las flotas de calamar en alta mar. Nuestro análisis destaca la interconexión de los caladeros utilizados por las flotas», afirma Nate Miller, director de investigación aplicada de Global Fishing Watch y coautor del estudio. «Demuestra la importancia fundamental de los acuerdos integrales de intercambio de datos entre organismos regionales para comprender mejor los movimientos de estos barcos y cuantificar sus impactos en las poblaciones de calamar».
Uno de los principales desafíos ha sido que los barcos pesquen libremente entre espacios regulados y no regulados, pescando enormes cantidades de calamar con poca o ninguna supervisión o presentación de datos. La pesca en áreas no reglamentadas también ha aumentado de manera constante y parece ser la preferida a pesar de las preocupaciones sobre el estado de las poblaciones, según el estudio.
«Estas actividades pesqueras no reglamentadas requieren una acción urgente. Forman parte de nuestros bienes comunes mundiales, los compartimos todos, pero pocos reciben algún beneficio, y los Estados costeros vecinos están cada vez más preocupados por el impacto en las poblaciones de peces que comparten», afirma el coautor del estudio Quentin Hanich, de la Universidad de Wollongong.
Masanori Miyahara, coautor y asesor del Ministro de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón, concuerda.
«Estas capturas a menudo no se notifican a los organismos de gestión nacionales o internacionales, ni se incorporan a las estimaciones del esfuerzo pesquero, la cosecha o el estado de las poblaciones», dijo Miyahara. «Si bien es bueno ver que tanto la Comisión de Pesca del Pacífico Norte como la Organización Regional de Ordenación Pesquera del Pacífico Sur refuerzan su gestión, también se requieren respuestas urgentes en los océanos Índico y Atlántico para garantizar que las flotas no se limiten a evadir la regulación desplazándose a otros lugares».
A medida que experimentamos una mayor demanda de productos pesqueros a nivel mundial, debemos entender los factores que facilitan el aumento y la expansión de los esfuerzos pesqueros para abordar los desafíos de la pesca no reglamentada, según el estudio.
«Como todas las actividades que se llevan a cabo en áreas o sobre recursos de común acceso, la pesca en alta mar debe estar totalmente regulada. Sin embargo, los organismos regionales con competencia para adoptar medidas de gestión se ven restringidos por un puñado de estados, cuyos intereses propios se benefician de mejor manera cuando las actividades no son reglamentadas o se llevan a cabo con pocos límites», dijo Osvaldo Urrutia S., profesor de derecho internacional de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en Chile. «La pesquería mundial de calamar demuestra lo importante que resulta fortalecer la gestión regional de los recursos de alta mar y continuar con las peticiones internacionales para que los estados y los organismos regionales tomen en serio este desafío».
Notas para el editor:
- Descargar el resumen del trabajo de investigación (PDF)