El aumento de la pesca no reglamentada de calamar perjudica a la especie y a las personas

Resumen

En el mundo de la conservación de los océanos, a menudo surgen grandes problemas mientras la atención está fijada en otra parte. Tal es el caso actual de la pesquería mundial de calamar, que consiste en flotas de cientos de embarcaciones que capturan la especie, en gran parte, en aguas no reguladas de todo el mundo. Una parte significativa de esta flota pesca exclusivamente de noche, utilizando una serie de luces brillantes para atraer a los calamares hacia la superficie, donde son atrapados con señuelos de púas y subidos a bordo.

Estas luces son tan intensas que son visibles en imágenes de la Tierra tomadas desde el espacio, particularmente cuando los barcos se amontonan en caladeros fértiles. Pero a pesar de esa luminiscencia y el alto volumen de pesca, muchas de estas embarcaciones están operando ocultas en la oscuridad, por así decirlo, debido a la limitada regulación de la pesca internacional del calamar.

Ahora, una nueva investigación arroja luz sobre esta actividad (dónde está ocurriendo, qué países están pescando y cuánto están capturando) y concluye que este sector de la industria pesquera necesita una supervisión mucho mayor.

Nuevo estudio revela la expansión de la huella de la flota mundial de pesca del calamar

En marzo de 2023, Science Advances publicó un nuevo estudio, «Pescando entre las grietas: la naturaleza no regulada de la pesca mundial de calamar», que encontró que en 2020 las embarcaciones de pesca de calamar en todo el mundo trabajaron juntas un total de 251.000 días. Estas unidades de esfuerzo rastrean la cantidad de días que los barcos están activos y equivalen a alrededor de 685 años de actividad las 24 horas. Esas cifras son un 68 por ciento superiores a los 149.000 días de pesca totales en 2017. El estudio se llevó a cabo en el marco de una asociación de investigación entre Global Fishing Watch, la Universidad de California, Santa Cruz, el Centro Nacional Australiano para los Recursos y la Seguridad del Océano y la Agencia Japonesa de Investigación y Educación Pesquera, y se centró en cuatro áreas: el océano Atlántico suroeste, el océano Índico noroeste y el océano Pacífico noroeste y sureste

Para saber cuáles embarcaciones estaban pescando, dónde y cuándo, los autores combinaron datos de los transpondedores del sistema de identificación automática de los barcos y de una tecnología satelital llamada conjunto de radiómetros de imágenes infrarrojas visibles, que muestra esas luces brillantes en el océano por la noche. Luego compararon esta actividad con las áreas de competencia de los organismos de ordenación pesquera nacionales y regionales y las regulaciones del calamar para determinar cuánta pesca se estaba realizando en áreas no reguladas.

La pesca mayoritariamente no reglamentada tiene un gran potencial para mejorar su gestión

La flota pesquera de larga distancia de China constituye la mayor parte de las embarcaciones de señuelo ligero examinadas para este estudio (1.123 de las 1.394 embarcaciones estudiadas) y representó 4 millones de horas de pesca, o el 92 por ciento de toda la pesca rastreada. Esto ayuda a explicar por qué China informó que en 2020 sus barcos desembarcaron 520.300 toneladas métricas de calamar, la captura número uno del año en el país, por delante del atún (con 327.400 toneladas métricas descargadas). Otros países importantes en la pesca del calamar incluyen la República de Corea, Taipei Chino y Japón.

La pesca no reglamentada de cualquier especie plantea numerosos problemas. El primero es algo obvio: la ausencia de controles sobre la búsqueda de ganancias conducirá invariablemente a la sobreexplotación de la especie objetivo. En segundo lugar, los espacios no regulados suelen estar directamente adyacentes a los regulados, por ejemplo, las zonas económicas exclusivas (ZEE) de los Estados ribereños, lo que significa que los pescadores en embarcaciones artesanales relativamente pequeñas terminan compitiendo con enormes embarcaciones industriales que pescan justo fuera de los límites de la ZEE.

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La flota de larga distancia de China representa el 92 por ciento de toda la actividad pesquera monitoreada en el estudio.

Por lo tanto, la pesca no reglamentada exacerba la desigualdad para los pescadores tradicionales y en pequeña escala, así como para los Estados ribereños en desarrollo que dependen de los ingresos de la pesca comercial. En muchos casos, la captura no reglamentada no se informa ni se incorpora a las estimaciones del esfuerzo de pesca, la captura o el estado de la población, lo que dificulta determinar si la actividad es sostenible. Además, la pesca no reglamentada está sujeta a un escrutinio considerablemente menor que las actividades reguladas y, como tal, es más probable que esté asociada con prácticas laborales cuestionables, violaciones de los derechos humanos y otros delitos.

Una de las razones por las que los autores emprendieron este trabajo fue para examinar más de cerca el reino inexplorado de la pesca no reglamentada. A pesar de su daño sustancial a las poblaciones de peces, los ecosistemas marinos, los pescadores artesanales y las comunidades costeras, la pesca no reglamentada ha recibido poca atención en los últimos años en comparación con la pesca ilegal. Los autores del estudio tuvieron cuidado de señalar que no estaban dando a entender que los barcos y las tripulaciones que pescan calamares en aguas no reguladas estuvieran haciendo algo ilegal, y que son las áreas del océano, no las embarcaciones en sí, las que no están reglamentadas.

Entre otros hallazgos importantes, la investigación cuantificó la gran movilidad de los buques de pesca de calamar con señuelos ligeros: más de la mitad de los barcos estudiados operaban en múltiples regiones muchas veces al año. Las flotas también son muy nómadas, con embarcaciones que se desplazan globalmente entre áreas de gestión en función de las temporadas de pesca autorizadas, la abundancia estacional y los patrones migratorios de sus especies objetivo.

Los científicos y los formuladores de políticas han expresado su preocupación por la disminución de la abundancia de las poblaciones de calamares a nivel mundial y regional.

Los barcos que atraen presas con luz también permanecen en el mar de tres meses a un año, mucho más que el promedio de viajes de pesca para otras especies de captura comercial. Pueden hacerlo gracias al apoyo de los buques de transporte refrigerados que se reúnen con los pescadores de calamar en mar abierto para recoger sus capturas y reabastecerles de alimentos y combustible.

Esto es importante porque facilita la pesca casi constante y ejerce una presión adicional sobre la población de calamares, que los expertos creen que está en declive, tanto a nivel mundial como en cada una de las áreas estudiadas. Destacando esta preocupación, el estudio encontró que la presión pesquera en el océano Índico noroeste y el océano Pacífico suroeste, áreas sin gestión de la pesca de calamar, aumentó de 2017 a 2020, mientras que la presión pesquera en el Pacífico noroeste, donde hay al menos cierta supervisión de la actividad, permaneció estática durante ese tiempo. En particular, en el noroeste del océano Índico, el esfuerzo de pesca aumentó rápidamente de 13.000 a 56.000 días de barco entre 2017 y 2020, y la cantidad de embarcaciones que trabajan allí se multiplicó por más de cuatro, de 57 a 250.

En general, aunque existen algunas medidas de conservación y gestión en todo el mundo para regular la pesca del calamar, el estudio concluyó que las flotas pueden aprovechar las regulaciones fragmentadas para maximizar la captura. Y ciertamente hay sugerencias de que la pesca de calamar no reglamentada está contribuyendo a la disminución en la población de la especie. Por ejemplo, en 2020, el gobierno chino impuso restricciones a su propia flota de calamar, en ciertos lugares y por tiempos limitados, presumiblemente debido a la preocupación de que estuvieran capturando demasiados calamares.

Además, en febrero de 2023, la Organización Regional de Ordenación Pesquera del Pacífico Sur (SPRFMO, por sus siglas en inglés) adoptó una medida que limitará el esfuerzo de pesca, lo que pondrá tope a la cantidad de barcos que pueden pescar calamares en la región que cubre, la alta mar del océano Pacífico Sur. Los límites de esfuerzo pueden manifestarse de diversas formas, por ejemplo, el número de embarcaciones en la pesquería, la capacidad de las embarcaciones, los límites de captura u otros factores que afectan la eficiencia de la pesca. La acción de la SPRFMO, que fue propuesta por un pequeño puñado de Estados miembros, indica que la organización reconoce la amenaza que representa la pesca sin control para la población de calamares.

La mesa ahora está lista para que los gobiernos, las empresas y los organismos reguladores tomen medidas colectivas para reglamentar la pesca de calamar con pasos decididos para aumentar la comunicación y el intercambio de datos. De lo contrario, podría resultar en un entramado confuso de regulaciones que los pescadores pueden continuar explotando.

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