La IA puede ayudar a salvar el océano; si se lo permitimos

La inteligencia artificial ya está transformando la gobernanza oceánica. Ahora es momento de que los gobiernos la utilicen.

La inteligencia artificial (IA) ha generado recientemente muchos titulares negativos, se la culpa de difundir desinformación, eliminar empleos y llevarnos hacia un futuro distópico. Algo de eso es cierto. Pero no es toda la historia. Si bien la IA conlleva riesgos reales que requieren supervisión, esta misma tecnología ofrece un potencial extraordinario para enfrentar algunos de los grandes desafíos de nuestro tiempo: el cambio climático, el deterioro ambiental y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En ningún lugar es este potencial más evidente que en el océano, el ecosistema más vital y, al mismo tiempo, más ignorado de la Tierra. Cubriendo más del 70 % del planeta, el océano ayuda a regular nuestro clima, provee alimento a miles de millones de personas y sostiene medios de vida en todos los continentes. Sin embargo, gran parte de lo que ocurre en su vasta extensión sigue siendo invisible. Esa opacidad ha permitido que prosperen la pesca ilegal, la destrucción de hábitats y la explotación insostenible.

La IA cambia la ecuación. Una explosión de tecnología de aprendizaje automático y un aumento en la disponibilidad de datos satelitales hacen posible ver y mapear el océano como nunca antes. Estos avances nos permiten traducir de manera eficiente una multitud de puntos de datos en información comprensible a una velocidad antes inimaginable, y detectar patrones que antes pasaban inadvertidos al ojo humano. Ahora podemos hacer visible lo invisible y ayudar a reescribir la historia de la gobernanza oceánica en el proceso.

En Global Fishing Watch, una organización sin fines de lucro que utiliza tecnología de vanguardia para dar transparencia a la actividad humana en el océano, estamos aprovechando la IA para cumplir nuestra misión. Y gracias a una nueva alianza con Planet, ahora tenemos cobertura satelital global de millones de millas cuadradas de aguas costeras, generando billones de puntos de datos. Nuestras herramientas exponen posibles actividades ilegales, ayudan a formular políticas más inteligentes y empoderan a las comunidades que dependen de pesquerías saludables. Para nosotros, la IA, cuando se usa de manera responsable, no es una amenaza para nuestro futuro colectivo, sino una fuerza que puede ayudar a protegerlo.

Pensemos en lo que ocurre cuando un barco pesquero entra a puerto. Antes, las autoridades dependían de las declaraciones del operador de la embarcación para entender sus actividades. Hoy, la IA puede escanear millones de millas cuadradas de datos satelitales y aprender de cientos de miles de ejemplos para señalar comportamientos sospechosos en casi tiempo real, dándoles a los inspectores la información que necesitan para cuestionar esas declaraciones. Por su parte, Global Fishing Watch rastrea actualmente más de 100.000 embarcaciones pesqueras (alrededor de un tercio de la flota pesquera industrial mundial) y puede distinguir entre barcos en tránsito, transportando carga o pescando activamente. Esto permite a los gobiernos vigilar sus aguas de manera más efectiva, identificar buques de alto riesgo y combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). Y como la IA hace posible rastrear todas estas embarcaciones con un costo marginal muy bajo, podemos entregar estos datos a los gobiernos de forma gratuita. Ahora, con la IA, podemos garantizar que siempre haya alguien observando cuando los operadores industriales extraen recursos de un bien común público.

Pero la IA no solo nos ayuda a proteger la vida marina como peces, tortugas y delfines; también nos ayuda a proteger a las personas. Nuestros modelos pueden ayudar a identificar embarcaciones probablemente vinculadas al trabajo forzado, en función de sus movimientos y patrones de operación. Eso brinda a los inspectores una ventaja crucial en una industria donde las inspecciones aleatorias a menudo fallan. En lugar de malgastar recursos abordando embarcaciones de bajo riesgo, las guardias costeras y autoridades portuarias pueden concentrarse en aquellas con mayor probabilidad de explotar a los trabajadores. Con las políticas adecuadas, los gobiernos pueden usar estas percepciones para fortalecer la protección de las tripulaciones en el mar y responsabilizar a los abusadores. Y al combinar la supervisión impulsada por IA con acuerdos internacionales, los inspectores pueden detener el pescado ilegal antes de que llegue a los mercados globales, evitando al mismo tiempo que se esconda el abuso en alta mar.

Las implicaciones de la IA para avanzar en la agenda climática también son profundas. De hecho, los modelos de IA de Global Fishing Watch ya nos permiten predecir con gran precisión las emisiones de CO₂ de los buques oceánicos, incluidas las de embarcaciones industriales que no son rastreables públicamente, contribuyendo a las campañas para reducir y eliminar esas emisiones. Nuestras herramientas también ayudan a acelerar el desarrollo de la energía eólica marina al simplificar la planificación, reducir los conflictos con la pesca y apoyar procesos de planificación basados en evidencia. Y para 2030, aspiramos a crear un sistema global que revele toda la actividad humana en el mar, ofreciendo una visión real de lo que sucede en nuestro planeta azul a cualquiera con conexión a internet, de manera gratuita. Esta tecnología transformadora empoderará a millones de personas que gestionan y dependen del océano para monitorear lo que ocurre y tomar medidas para asegurar un mejor futuro para el océano que todos compartimos.

Estos avances muestran cómo la IA puede ser una fuerza positiva para impulsar la transparencia. Pero la transparencia solo importa si alimenta la rendición de cuentas, y la rendición de cuentas requiere voluntad política. Las herramientas están listas, pero solo son útiles cuando se nutren de datos completos y precisos y, actualmente, los datos están en manos de unos pocos. Lo que necesitamos ahora son gobiernos dispuestos a actuar, a hacer obligatoria la publicación de datos de rastreo e identidad de embarcaciones, a integrar la IA en los regímenes de control, a convertir la transparencia en la norma y no en la excepción, y a garantizar que los beneficios de esta tecnología sirvan al bien público y no al lucro privado.

La Semana del Clima en Nueva York es una oportunidad para cambiar la narrativa. El océano, vasto y frágil, es tanto víctima del cambio climático como un aliado clave para combatirlo. Usada con sabiduría, la IA puede ayudar a salvaguardar su resiliencia, garantizar el suministro de alimentos y preservar la biodiversidad para las generaciones futuras. Pero la ventana de oportunidad se está cerrando. Si no actuamos, los costos para la seguridad alimentaria, la estabilidad climática y la supervivencia humana serán enormes. Si la aprovechamos, la IA podría ayudarnos a lograr un futuro donde la humanidad y la naturaleza prosperen juntas.

La decisión está en nuestras manos.

Paul Woods, Director de Innovación, Global Fishing Watch

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