La audaz visión de Brasil: aprovechar los datos abiertos para diseñar políticas oceánicas más inteligentes y sostenibles
- By Luana Sega, representante país en Brasil
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Desde la protección de santuarios marinos remotos hasta la toma de decisiones en materia energética, las autoridades ambientales de Brasil muestran cómo la tecnología y los datos abiertos pueden mejorar la gobernanza oceánica.
En las vastas aguas frente a la costa brasileña, el océano cuenta muchas historias. Algunas son de abundancia, como los cardúmenes de atún que migran a través de prístinos santuarios marinos. Otras hablan de presión, cuando la pesca, la infraestructura energética y el transporte marítimo compiten por espacio en un entorno ya congestionado. Y algunas historias apenas comienzan, escritas por quienes se atreven a imaginar un nuevo enfoque sobre cómo se debe gestionar el mar.
Brasil está ayudando a trazar ese rumbo, utilizando tecnología de punta de manera innovadora para vigilar su costa con herramientas que convierten datos complejos en información clara y procesable. En el centro de este esfuerzo está Marine Manager, la plataforma dinámica de inteligencia oceánica de Global Fishing Watch, que está transformando silenciosamente la manera en que el gigante suramericano observa y administra sus recursos marinos.
Vigilando aguas remotas
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Lejos de los puertos bulliciosos de Brasil, dos archipiélagos distantes, São Pedro y São Paulo y Trindade y Martin Vaz, se elevan desde el Atlántico. Se trata de algunas de las áreas marinas protegidas más remotas del país, verdaderas joyas de biodiversidad que albergan tiburones martillo en peligro, corales raros y peces que no se encuentran en ningún otro lugar. Pero su lejanía las hace difíciles de gestionar, y ahí es donde entra en juego Marine Manager.
Solo ciertos tipos de pesca están permitidos en estas aguas, y cada embarcación debe llevar el equipo adecuado, mantener un sistema de rastreo operativo y entregar bitácoras detalladas a las autoridades. El Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio) es la agencia nacional responsable del manejo de estas áreas protegidas. Allí, los funcionarios usan Marine Manager para monitorear la actividad de las embarcaciones, verificar permisos de pesca y contrastar las bitácoras con datos satelitales, confirmando que los barcos estén donde dicen estar y que la protección sea más que una línea en el mapa.
La información recopilada también alimenta directamente las discusiones de gestión en comités asesores de múltiples partes interesadas, conformados por autoridades gubernamentales, científicos y sociedad civil. Esto es clave, porque las acciones de las autoridades no se limitan al control y la vigilancia; también deben garantizar que cualquier medida de protección esté respaldada por datos precisos y que pueda adaptarse a nuevos desafíos como el cambio climático.

Reforzar el cumplimiento de las reglas
Más cerca de la costa, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA) utiliza Marine Manager de manera más táctica para reforzar las actividades de monitoreo y control, y añadir una capa adicional de evidencia.
Cuando se sospecha que una embarcación infringe las normas, por ejemplo, pescando en el área equivocada, usando artes no autorizadas o trabajando durante una veda, IBAMA recurre a los datos abiertos para verificar los hechos. Los datos espaciales confirman si la pesca ocurrió fuera de las áreas permitidas; los satélites muestran si una embarcación ingresó a un área protegida, mientras que el análisis de movimiento y velocidad ayuda a aclarar si la actividad coincidía con el arte autorizado.
Esta evidencia fortalece los informes de infracción y respalda las acciones de la autoridad fiscalizadora. Pero, sobre todo, garantiza que la fiscalización sea transparente y esté respaldada por pruebas verificables, lo que genera confianza entre reguladores y sector pesquero, además de disuadir futuras violaciones.
Incorporando datos en las principales decisiones energéticas de Brasil
El ascenso de Brasil como potencia energética mundial se ha basado en gran medida en la extracción de petróleo. En 2024, el crudo superó a la soya como principal exportación del país, generando cerca de 45.000 millones de dólares. Sus vastas reservas de petróleo “presalino”, ocultas bajo el lecho marino, han convertido a Brasil en el séptimo productor mundial.
Este crecimiento plantea enormes desafíos y una fuerte oposición. Muchos grupos subrayan que el desarrollo de nuevos combustibles fósiles es incompatible con los objetivos climáticos globales y supone riesgos significativos para la biodiversidad marina, las comunidades costeras y las pesquerías que dependen de océanos saludables.
Desde 2024, Brasil utiliza datos de Global Fishing Watch como una de sus fuentes de datos para evaluar nuevos bloques marinos considerados para potencial exploración de petróleo y gas. El Ministerio de Minas y Energía consulta al Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático (MMA) sobre la superposición de actividad pesquera, batimetría y datos ecológicos para entender qué ocurre bajo la superficie: ¿Son estas aguas zonas ricas en pesca? ¿Existen hábitats sensibles o montes submarinos que podrían verse afectados?
Hasta mayo de 2025, el MMA había evaluado 360 bloques marinos con los datos de Global Fishing Watch y decidió que:
- 298 bloques podían ser puestos a licitación.
- 3 bloques podían ser puestos a licitación con recortes en áreas sensibles.
- 9 bloques debían someterse a una evaluación ambiental más profunda.
- 50 bloques debían excluirse por completo por ser demasiado sensibles para la perforación industrial.

El gobierno ha indicado que aplicará este mismo enfoque para la planificación de energía eólica marina, ya que poner los datos a disposición de los responsables de decisiones puede ayudar a anticipar riesgos, identificar conflictos potenciales y garantizar que las opciones de desarrollo estén basadas en evidencia transparente.
Aunque estas salvaguardas representan avances, muchas organizaciones han expresado serias preocupaciones sobre la expansión del petróleo y gas en el mar. Grupos nacionales e internacionales abogan por priorizar la inversión en energías renovables y una mayor protección de áreas ecológicamente sensibles, advirtiendo que las ganancias económicas a corto plazo pueden comprometer la estabilidad climática, la seguridad alimentaria y la resiliencia de los ecosistemas marinos de Brasil en el largo plazo.
Liderazgo demostrado
Desde la producción de energía hasta el monitoreo de la pesca, y desde archipiélagos remotos hasta puertos activos, las autoridades brasileñas están utilizando datos abiertos y transparencia para orientar políticas y fortalecer medidas de protección.
Los beneficios ya se sienten: la actividad ilegal es más difícil de ocultar cuando la ubicación de los barcos, los permisos y las bitácoras de pesca están disponibles y se pueden cruzar. La biodiversidad está mejor protegida mediante un monitoreo más sólido de las áreas marinas protegidas. Y el control es más creíble cuando está respaldado por pruebas visibles que generan confianza.
Los datos abiertos han evolucionado de ser solo una ventana a lo que sucede en el mar a convertirse en una herramienta central para diseñar un futuro mejor. Con datos confiables y mayor transparencia, las decisiones se vuelven más certeras, los ecosistemas más protegidos, los medios de vida sostenibles más seguros y el horizonte de nuestros océanos más prometedor.